Pido cotizar solamente Salud
Durante el año 1999 estuve trabajando preferentemente con boletas de
honorarios. No ganaba mucho. No más de 200 mil pesos mensuales. Este
procedimiento me impedía acceder a Fonasa, por lo que mi familia no
contaba con salud.
Tratando de remediar esta situación me dirigí hacia Fonasa, a objeto
de encontrar una fórmula que me permitiese cancelar directamente mi 7 por
ciento de Salud y contar con atención vía Fonasa. Allí me dijeron que
eso no era posible.
Traté de llegar al máximo nivel regional, pero la respuesta siempre
fue la misma. No se puede cotizar salud sin cotizar previsión. Es ilegal.
La recomendación que me dieron las encargadas es que cotizara en forma
independiente -por el mínimo- en una AFP. Yo les dije que eso sería una
mentira, porque la verdad es que yo no tenía un trabajo apatronado. Nadie
me pagaba imposiciones y yo no tenía el más mínimo interés en engrosar
las abultadas cuentas de las AFPs a costa de mis magros ingresos.
"Entonces no tendrá Salud" me respondió la encargada de la
oficina.
Llegue a sentir que me encontraba ante una de esas típicas paradojas
nacionales. Ante un chantaje en el cual se está utilizando nuestra
necesidad de acceder a la Salud para obligarnos a cotizar en las AFPs.
Todavía me da vuelta en la cabeza que esa medida es anticonstitucional,
porque atenta contra el derecho a la protección de la salud.
LA CONSTITUCION
Ahora, debo reconocer que la Constitución -al igual que las restantes
leyes- es bien ambigua. El capítulo noveno dice que la Constitución
otorga "El derecho a la protección de la
salud. El Estado protege el libre e igualitario acceso a las acciones de
promoción, protección y recuperación de la salud y de rehabilitación
del individuo. Le corresponderá, asimismo, la coordinación y control de
las acciones relacionadas con la salud. Es deber preferente del Estado
garantizar la ejecución de las acciones de salud, sea que se presten a
través de instituciones públicas o privadas, en la forma y condiciones
que determine la ley, la que podrá establecer cotizaciones obligatorias.
Cada persona tendrá el derecho a elegir el sistema de salud al que desee
acogerse, sea éste estatal o privado".
Rigurosamente, nuestra Constitución otorga el derecho a la protección
de la Salud, pero la condiciona a las cotizaciones obligatorias, sin
detallar que éstas sean destinadas necesariamente para otorgar salud. En
una interpretación extrema podríamos decir que los chilenos solamente
tenemos derechos a la protección de la salud si pagamos cotizaciones
obligatorias.
¿Por qué pienso que la negativa de inscribirme en Fonasa es
anticonstitucional? Primero, porque vulnera el derecho de protección de
la salud y segundo, porque impide que me acoja al sistema de salud
estatal, al obligarme imponer en una AFP, de las cuales el 100 por ciento
son privadas.
UNA CARTA
Bien. El 20 de diciembre del año 2.000 le envié una carta al
Presidente, en la cual señalaba textualmente -entre otras cosas:
"No me voy a referir directamente a la salud, sino
a la forma en que está planteada. Mis ingresos son variables, por lo que
saco cálculos por un monto de 200 mil pesos mensuales. Mi hogar lo
constituyen cinco personas (esposa y tres hijos). Por el hecho de ser
independiente (presto servicios mediante boletas de honorarios) no estoy
en condiciones de imponer a una AFP, pero naturalmente tengo necesidad de
salud.
Me acerco a FONASA-Antofagasta para solicitar inscripción.
Entendiendo que como chileno tengo ese derecho. Allí se me niega, señalando
que debo estar cotizando en una AFP. Le digo a la funcionaria que no soy
apatronado y que además, quiero tener acceso a la Salud, pero por mi
situación, no puedo estar pensando en lo que sucederá cuando tenga 65 años.
Mis hijos son estudiantes y requieren ahora cada peso que yo pueda
otorgarle. Ella me responde -imponga como particular. Invente un trabajo.
Mienta. Es la única forma que podrá pertenecer a Fonasa. Así yo no
puedo inscribirlo-.
Han pasado dos años desde que envié la carta al
Presidente y jamás me respondieron. Seis meses después me llegó una
carta del asesor Domingo Namuncura donde justificaba la demora y me prometía
una futura respuesta, que nunca llegó.
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