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Miércoles 9 de agosto de 2017 |
Un poema de todos los tiempos...
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NOMBRE LLOVIENDO EN LOS TECHOS DE LA PATRIA
(A Marisol Vera Linares, muerta en una “protesta social” realizada en Santiago de Chile un 7 de septiembre de 1985)
José Manuel Gaete
Arrodillado ante las cruces de la aurora
enfrento –el bandidaje- recordatorio,
de pronto me interrumpe
la golondrina del sacrificio
y me asalta vomitando
pájaros de fuego
sobre el largo rostro
de la historia
¡Oh! Marisol,
gaviota madrugadora
de la Patria Humana;
hija primogénita de la luna
al observar hacia el fondo
del firmamento
veo pasar las trenzas
de tu alma
y tu sonrisa lluviosa
torrencialmente cayendo
sobre el hambre de los niños.
¡Marisol!
pequeña gacela transparente,
niña de algodón diminuto,
te contaré que la noche
sigue llegando cada día,
que la patria sigue llorando
y que en esta ciudad
de fatídica primavera
los orangutanes continúan
dictando sus cátedras
de ignonimia y de barbarie
¡Ah, mariposa enrojecida!
el viento sopla
sobre los techos
del recuerdo
y el perfume de tu lucha
invade las celdillas
de mi cerebro:
¡Marisol Vera Linares
muerta una noche de primavera!
Marisol Vera Linares
muerta a balazos...
reventados los ojos perennes
de los veintidos años
destripados los anhelos.
¡Oh Lautaro!
indio terrible de la tragedia,
agreste conde de la patria degollada,
imdómito copihue
de las turbinas del Maule,
hijo consanguíneo
de las diez mil columnas
del Machupichu
dime ¿en que alas irancundas
viajó tu sueño
hasta las sábanas azules
el río Bravo?
y ¿cómo... de qué manera
bajó hasta la sangre incásica
de Marisol descuartizada?
dime ¿hasta cuándo ha decidido
el consejo del canelo
seguir soportando la ignominia
que arranca el epitelio continental
de la riqueza?
¡Oh! lechuga de verdes esperanzas
corvina almibarada
de ese océano terrible.
Aspa de cristales subcelestes.
Pluma triangular
de las aves rebeldes.
Alondra sangrienta de la vida.
Rótula de esquirlas transparentes.
Esfinges de algodones decisivos.
Troncos de perfumes venideros,
en la ecuación geométrica
de tus ojos sin nombre
juramos bautizar
el nacimiento de la patria.
En la ecuación geométrica
de tus ojos sin nombre
juramos bautizar
el nacimiento de la patria.
Este poema... No hablábamos de política. No al menos ese instante. Hablábamos de poesía y José Manuel tomó unos papeles y declamó este poema. Estábamos en un aula de la Universidad de San Marcos, facultad de Derecho, en Lima, Perú. Una ciudad que nos había acogido como refugiados políticos. Era 1986 y lo poblaban personajes que se instalaron como recuerdo para toda mi vida: Ivansosky, América y la Lili. Allí conocí a Marisol Vera Linares. Ella ya no estaba con vida porque fue asesinada en 1985 pero José Manuel la había reconstruido con algo que él trabaja genialmente: el lenguaje. Este poema llega a su plenitud cuando es declamado por su autor. Si Uds. conocen a José Manuel concurran cuando el participe en una lectura de poemas. Y pídanle a viva voz el poema de Marisol Vera Linares. Estarán oyendo uno de los mejores poemas de todos los tiempo. Al menos eso pienso yo, Wilfredo Santoro Cerda.
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