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Placa en tumba de la cantinera
Carmen Pastenes, del Batallón Coquimbo
DESCUBREN TUMBA DE CANTINERA QUE VIVIÓ HASTA LOS 132 AÑOS
Wilfredo Santoro Cerda
Carmen fue concebida el siglo 18. El siglo 19 entró a Lima con las tropas chilenas durante la Guerra del Pacífico y el siglo 20 murió en una localidad que ya no existe. Es una chilena de excepción cuyo rastro se perdió en el tiempo y cuya memoria ha sido rescatada hoy por un equipo investigador de “Los Viejos Estandartes de Antofagasta”. Ellos acaban de localizar su tumba.
Estamos hablando de Carmen Pastenes, quien nació en Arauco el 16 de julio de 1800. Por tal motivo fue bautizada Carmen, a la usanza católica antigua. Nótese que para nacer tal fecha necesariamente fue concebida meses antes, en el siglo XVIII y nótese que aún no existía la República de Chile, por lo que ella nació como súbdita de la corona española.
LA MOTIVACIÓN
Todo el proceso independentista y la posterior guerra contra la Confederación Perú-boliviana no habrían de tener impacto en la vida de esta araucana. Se casó con un señor Opazo y cuando ya se convertía en una mujer octogenaria, un drama cambiaría su vida: el 19 de noviembre de 1879 su hijo Ignacio muere por balas peruanas en la Batalla de Dolores.
Abrumada por el dolor esta madre de 79 años viaja hacia el norte, se disfraza de hombre y se enrola en el Batallón Coquimbo, donde bajo el nombre de Carmelo Pastenes rápidamente destaca por su valor. Nadie sabía que se trataba de una mujer y que tal arrojo tenía su origen en el afán de vengar la muerte de su hijo. Sin embargo su secreto no duraría mucho. En una escaramuza en el puente “El Lagarto” –cerca de Huara- una bala enemiga le perfora la pierna derecha. Al recibir atención médica se establece que se trata de una mujer. El general Manuel Baquedano decide reconocer su valor y normaliza la situación, nombrándola cantinera de la misma unidad.
Carmen Pastenes -quien también aparece en algunos documentos como Carmela o con el apellido Pastén- participó en todas las batallas donde estuvo su unidad e ingresó a Lima con el Ejército chileno. Sin embargo siempre destacó como el episodio más impresionante la toma del Morro de Arica. Posteriormente fue licenciada como cantinera por lo que retornó a Chile, radicándose en Tocopilla.
En esta última ciudad –merced a su seriedad e historias- fue contratada por el empresario Enrique Sloman, por lo que incluso viajó a Europa al cuidado de sus hijos. Durante el siglo XX se estableció en Chuquicamata –ya con más de un siglo- donde ejerció el oficio de “componedora de huesos”. Dejó de existir un 29 de marzo de 1933, siendo sepultada en Chuquicamata.
LA INVESTIGACIÓN
Un equipo investigador de “Los Viejos Estandartes de Antofagasta” (de aquí en adelante “LVE-A”) se dio a la tarea de comprobar la real existencia de Carmen Pastenes. Tuvieron un resultado espectacular. Lograron dar con información de la época que narra entretelones de su vida fuera de serie. También dieron con el certificado de defunción, que acredita su deceso a los 132 años y por último, con su tumba, donde aún descansan sus gloriosos huesos.
Ana Olivares Cepeda, gestora del Día Conmemorativo
para las Cantineras de la Guerra del Pacífico
rinde su homenaje en la tumba de Carmen Pastenes.
Los especialistas que lograron tales resultados fueron Ana Olivares Cepeda, gestora del movimiento para rescatar la memoria de las cantineras de la Guerra del Pacífico y Rodrigo Castillo Cámeron, presidente de “LVE-A”.
Rodrigo Castillo Cámeron, presidente de "LVE-A" junto al
Director del Cementerio de Chuquicamata, Pedro Espinoza,
en la tumba de Carmen.
¿HISTORIA O MITOLOGÍA?
Siempre se comentó que en Calama estaba sepultada una cantinera que había fallecido a avanzada edad. Se hablaba de cerca de cien años. Pero no existían registros ni publicaciones que avalaran tal hecho. No al menos conocidos. Todo eso obligó a que los investigadores iniciaran una búsqueda en diarios de la época. Ana Olivares fue la que pudo dar con la publicación. Se trata de un diario regional que informaba acerca de esta increíble mujer en la década del 30.
Por tratarse de una investigación que no está completamente cerrada, dicha crónica aún no se hará pública. “LVE-A” espera darla a conocer íntegra en un plazo razonable, tal como lo hizo en su momento con “Esbozos militares”, la nota de 1896 del “El Industrial” que permitió establecer la real identidad de Irene Morales.
No obstante la información que entrega tal crónica es realmente desconcertante. Habla de una mujer de.. ¡132 años¡ Una mujer que nació antes que Chile y que se vino al norte a los 79 años desde su Arauco natal para disfrazarse de hombre, integrarse al Ejército y vengar a su hijo. Una mujer que entró desfilando a Lima junto a las tropas chilenas. Una mujer que participó en la Toma del Morro de Arica, que estuvo en la masacre de la Escuela Santa María de Iquique y que paseó por Europa a los hijos del industrial Enrique Sloman.
CERTIFICADO COMPRUEBA EDAD
¿Existió tal mujer? esa fue la interrogante inicial. Para eso recurrieron al Registro Civil. Tenían dos dombres y dos apellidos probables: Carmen o Carmela y Pastén o Pastenes. También tenía una fecha aproximada de defunción y obviamente una ciudad: Calama.
Una búsqueda preliminar encabezada por el Director Regional del Registro Civil, Ricardo Baeza González fue confirmando los antecedentes del “LVE”. Efectivamente en la fecha indicada estaba la defunción de una dama de nombre Carmen Pastenes. Obtenido el certificado preliminar éste llegó sin antecedentes adicionales. De hecho no aparecía ni la edad, por lo que se debió insistir.
Allí fue muy importante el apoyo de las funcionarias que son expertas en el tema. Magnolia Leyton y Mariela Rojas concluyeron exitosamente la solicitud, en que finalmente se pidió una fotografía del documento original. Este certificado confirmaba en todas sus partes la nota periodística de la época: la dama había fallecido a los 132 años y provenía de Arauco. ¡Era Carmen Pastenes, la cantinera del Batallón “Coquimbo”!
Certificado de defunción de Carmen Pastenes
BUSCANDO LA TUMBA
La confirmación de la existencia de Carmen Pastenes y el hallazgo de su certificado de defunción hizo que el equipo investigador pasara a la última fase: buscar su tumba. El certificado indicaba que su defunción se había registrado en Chuquicamata y que su cuerpo había sido sepultado en el cementerio del mineral. Hacia allá dirigieron sus pasos Ana Olivares y Rodrigo Castillo.
Frontis del Cementerio de Chuquicamata
En el camposanto de Chuquicamata los investigadores tuvieron el invaluable apoyo del Director del recinto Pedro Espinoza. Este se sumó gustoso a la búsqueda y finalmente pudieron dar con la tumba. “Fue un momento en que se mezcla la alegría y la emoción. Poder rescatar la memoria de estas mujeres fantásticas. Chilenas que han ido quedando injustamente en el olvido. Carmen tiene todos los componentes que son el orgullo de nuestra nacionalidad. La sangre araucana, el amor por su familia y su Patria, que incluso es más fuerte que el amor a su vida, que no tuvo miedo en arriesgar. Ellas no merecen el olvido” nos dice Ana Olivares. No olvidemos que ella desde hace cuatro años está solicitando que se instaure un día conmemorativo para la Cantinera de la Guerra del Pacífico.
Al momento de su despedida, le rindieron “honores militares la guarnición de Carabineros y pronunciando discursos en el cementerio un profesor primario, escolares y deportistas”. Eso al menos consigna la publicación respecto a las exequias de Carmen Pastenes.