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Información aparecida en la página 2 de "El Mercurio de Antofagasta", miércoles 29 de enero de 1964.
¿Héroe de la Guerra del Pacífico?
El ataúd top secret de Mejillones
Wilfredo Santoro Cerda
Hace 60 años un grupo de hombres desenterró un ataúd en la pampa de Mejillones. El hecho causó expectación regional y repentinamente, un manto de silencio se cernió sobre este hallazgo. Se dijo que personal militar se contactó con ellos señalándoles que abandonaran todo tipo de búsqueda y que no entregaran información sobre el evento.
El martes 28 de enero de 1964 se dieron cita en la pampa de Mejillones un grupo de 14 hombres, liderados por el subdelegado civil, Jorge Chacón Villarroel. En ese tiempo esta localidad era una subdelegación y Mejillones tenía dos máximas autoridades: el alcalde, que encabezaba el flamante municipio y el subdelegado civil, a cargo de la subdelegación. Tales cargos comunales eran muy parecidos a los que existen hoy a nivel regional. El alcalde equivalía al gobernador y el subdelegado al delegado presidencial.
Sólo 25 años después de este acontecimiento –un lunes 9 de octubre de 1989- el ex subdelegado Jorge Chacón informó públicamente acerca de este hecho. Lo hizo mediante una entrevista otorgada a Iván Cortés Martínez en Radio “Mejillones FM”.
Señaló que tras producirse la devolución por parte del Perú de soldados chilenos, el Intendente de Antofagasta, Néstor del Fierro lo convocó a integrar una comisión. Ésta tenía por misión ubicar en la provincia de Antofagasta restos mortales de soldados peruanos para devolverlos a su país natal. En esa entidad ya se hallaban el cónsul del Perú: Medardo Franco; el cónsul de Francia: Gastón Laclabere y el Gobernador Marítimo, de apellido Zapata.
La misión de Chacón era indagar en Mejillones y su primera acción fue documentarse. Dice en la entrevista “Encontré en la Subdelegación un libro de oficios en papel de seda y manuscrito un oficio que iba dirigido al señor Vicealmirante, don Juan José Latorre. -En Mejillones hay una cruz común y lleva tallada con cortaplumas la palabra Chile. Quisiéramos saber a quién pertenece para hacer una cripta. Está ubicada cerca de donde fueron sepultados los restos de Grau- y entre paréntesis decía Caleta”. Otra de las fuentes del subdelegado fueron los antiguos vecinos que vivieron en el campamento de Buchanan Jones, empresa portuaria de principios del siglo 20.
Jorge Chacón Villarroel, subdelegado civil de Mejillones en 1964.
Con la información general entregada por el histórico documento y los testimonios entregados por quienes habitaron Buchanan Jones en 1920, Chacón logró acotar una zona. Solicitó los permisos a la Armada y reunió a los 14 vecinos, para iniciar la búsqueda. En forma previa había conseguido que la empresa ferroviaria le facilitara “barretones” de 1,5 metros.
Ya en la explanada los hombres se distribuyeron en una “operación peineta” a un metro de distancia cada uno y enterrando sistemáticamente sus barretas. A las tres horas y media de búsqueda, Luis Torres Aguilera dio con el ataúd. Se comunicó el hallazgo al juez de la subdelegación: Andrés Ferreira, quien otorgó la orden de levantamiento. Tras avisarse a Antofagasta al poco tiempo se tenía en el lugar a los cónsules de Perú y Francia, al Gobernador Marítimo, al teniente de Carabineros y otros funcionarios públicos.
Chacón termina su relato señalando que más tarde fue convocado a Antofagasta por el mismo Intendente Del Fierro, quien tras agradecer el esfuerzo propio y de los vecinos le instruyó que “lo siguiente le correspondía a ellos”. Al día siguiente el oficial naval informó al subdelegado que “las excavaciones habían sido suspendidas”. Nunca más se entregó ningún tipo de información acerca de este episodio.
La entrevista realizada a Jorge Chacón por Iván Cortés en 1989 fue difundida nuevamente este año 2023, en el programa "Viajemos a un tiempo". Se transmitió a través de la misma emisora donde se emitió originalmente: Radio Mejillones FM. Le dejamos el link del programa íntegro, donde también se hizo un análisis de este extraño episodio: https://www.youtube.com/watch?v=e_HY1dc0p5w
¿MITO?
El desconocimiento general que había sobre este asunto a nivel local –y nacional- lo atribuí a un mito pueblerino. A una creencia extendida que difundieron las 14 personas involucradas en el hallazgo. Más aún cuando hace años me acerqué a uno de los catorce para recoger su testimonio y se manifestó molesto por las preguntas. Qué él jamás había participado en lo que yo le consultaba y tampoco había oído que eso hubiese ocurrido.
Me dispuse a desmitificar este episodio. Para eso recurrí a las fuentes formales. Lo primero fue determinar la fecha. Encontré la nota en la página 2 de “El Mercurio de Antofagasta”, miércoles 29 de enero de 1964. Se titulaba “No ha sido identificado el cadáver hallado en Mejillones”. Detallaba que fue encontrado a 150 metros del camino a Fertilizantes y “se dedujo que … pertenecía a un combatiente de la Guerra del Pacífico”, pero advertía que era una conjetura y no se hallaba confirmada.
Un segundo paso fue intentar ubicar donde se hallaban estos restos. Había claridad en que fueron trasladados a Antofagasta. Ante eso me dirigí al cementerio principal. Técnicamente fue imposible encontrar nada, ya que se trataba de un NN y la búsqueda en el camposanto es por nombres.
SERVICIO MÉDICO LEGAL
Descartado el cementerio, mis pasos se dirigieron al Servicio Médico Legal de Antofagasta. Allí me encontré con que los registros de esa entidad partían el año 1963, con escasísimos casos. Tras una entrevista con el Director del organismo, doctor Carlos Gutiérrez, un equipo interno inició la búsqueda. El 14 de agosto de 2019 el doctor Gutiérrez informaba que el 29 de enero de 1964 fueron trasladados los restos de un NN desde la Tenencia de Carabineros de Mejillones a la Morgue Municipal de Antofagasta. Que la vestimenta no correspondía a un soldado peruano, sino más bien a un minero y que el documento no detallaba el destino de ese cuerpo.
AUTOPSIAS SECRETAS
Solicité acceso al legajo o –al menos- lectura del informe de autopsia, pero me fue negado. Había datos de alto interés que se hallaban en ese documento y se me estaban ocultando. Por ejemplo data y causa de muerte como características físicas del fallecido. El informe tal vez podría decir que la muerte ocurrió hace 80 años, que fue por heridas a bala y que el occiso tenía 14 años. Ante eso apelé mediante Trasparencia para acceder al documento.
El 30 de septiembre del 2019 me llegó la respuesta, mediante oficio 29018. Éste reitera que no puedo acceder al informe. Argumenta que “la pericia médico legal no es instrumento público” por lo que el acceso a la ficha “está restringida únicamente a sus familiares”. Si consideramos que estamos ante un hecho registrado hace más de 50 años y que se trata de un NN podemos deducir que nadie tiene acceso a esa ficha, ya que ninguna persona podrá acreditar ser pariente de un NN. Tal interpretación jurídica -más que convertir en secreta la autopsia de todos los NN del país- eventualmente evita la investigación de crímenes. Pero en la práctica, me demostró que efectivamente las características del occiso como la causa y la data de muerte son secretas. Así al menos lo señala el Oficio 29018, del 30 de septiembre de 2019, emitido por la Dirección Nacional del Servicio Médico Legal.
INTENDENCIA REGIONAL
Finalmente, ante lo interesante que pudo haber sido aquella búsqueda de soldados peruanos sepultados en Mejillones, solicité información al órgano que regía Antofagasta en ese entonces: Intendencia Regional.
Tenía dos antecedentes específicos. El primero esta comisión creada a nivel regional para la búsqueda de los soldados, que fue tan bien detallada por el subdelegado Chacón. La segunda debía ser la comunicación formal que existía entre el Intendente Néstor del Fierro y el subdelegado civil de Mejillones Jorge Chacón. Pedí la carpeta de correspondencia de enero de 1964 entre el subdelegado de Mejillones y el Intendente, como el libro de actas de la Comisión formada para la búsqueda de los soldados peruanos.
Intendencia me respondió que no tenía tales documentos, que recurriera al Archivo Nacional. Archivo Nacional respondió que sólo tenía ese tipo de documentos hasta 1940, por lo que era Intendencia quien debía responder.
INFORMACIÓN DESAPARECIDA
En una de mis visitas a Intendencia pude acceder a los archivos de tal organismo. Lo que aprecié me pareció increíble. Los archivos de 1963 y 1964… ¡habían desaparecido! En mi fuero interno reflexioné… “entiendo que hayan desaparecido los del 73… pero… del 64… que extraño”.
Coloqué un Recurso de Amparo –caratulado C4598-19- por falta de registro histórico en Intendencia Regional. El 3 de diciembre de 2020 recibí la respuesta de Intendencia, que consignaba que la información que yo solicitaba no estaba en poder de Intendencia ni del Archivo Nacional, por lo que no podían entregármela.
En el caso de información oficial, aquí no fue caratulada como secreta, sino sencillamente fue hecha desaparecer. Sobre la búsqueda de soldados peruanos no hay antecedentes de ninguna comisión y respecto al cuerpo hallado en Mejillones no hay oficios entre Intendente y subdelegado. De hecho no hay información alguna de los años 1963 y 1964.
RESUMIENDO
Tras este largo intento por desmitificar el secretismo de este episodio, llegué a la conclusión que los mejilloninos no habían exagerado. Es evidente que se buscó ocultar este suceso. ¿La causa? Veamos…
Lo primero que puedo descartar es que el cuerpo hallado en Mejillones se trate de un soldado peruano. Curiosamente el lugar donde fue hallado es muy cercano al “cementerio de Grau”. En dicho sitio fueron exhumados 33 tripulantes del “Huáscar” durante el año 1890. Ellos perdieron la vida en el combate naval de Angamos. Pero ellos fueron sepultados en una zona muy acotada y posteriormente se retiró la totalidad de los restos mortales.
La garantía más sólida que no se trató de un combatiente peruano es la presencia del cónsul de ese país, Medardo Franco, quien obviamente debió entregar un detallado informe a su gobierno. Esto descarta completamente que el fallecido proceda del Rimac.
Otra posibilidad es que se trate de un soldado boliviano, pero… no existen antecedentes de que en Mejillones se haya producido un enfrentamiento en la Guerra del Pacífico distinto al combate naval de Angamos.
Entonces… si no es peruano ni boliviano, tendría que ser… chileno.
Bajo la hipótesis que el NN sea chileno, adquiere una inmensa importancia el acceso a la autopsia. Principalmente la causa de muerte. ¿Murió por herida de bala? Todo indica que así fue. ¿Por qué?
De los 14 vecinos que protagonizaron este hallazgo queda uno solo con vida. El es Lenny Barraza. También hay otro testigo que no participó en la búsqueda pero alcanzó a llegar cuando el ataúd ya había sido abierto. Se trata de Luis Rivera Allendes. Ambos vieron las osamentas. Barraza señala que la camisa era con rayas. Rivera detalla que en el pecho llevaba dos pañuelos los cuales parecían tapar sendas heridas. Explica que se veían como floreados pero al parecer eran manchas de sangre. La nota periodística agrega que las botas eran de color salmón.
Lenny Barraza participó en el hallazgo del ataúd hace 60 años.
Si era chileno y murió por heridas a bala, inmediatamente salta un nombre: Domingo Johnson Rodríguez, grumete del “Cochrane” que con 14 años dio su vida en el combate naval de Angamos y fue sepultado en Mejillones.
Pero hay algunas características que no calzan. Los testimonios hablan de un adulto fornido y el grumete Johnson era casi un niño. Al héroe lo alcanzó una ráfaga de metralleta en el estómago mientras que el cuerpo exhumado presentaría heridas de bala en el pecho.
Pero también hay coincidencias. El grumete y el occiso, son chilenos; el grumete y el occiso murieron por efectos de balas y el grumete como el occiso fueron sepultados cerca del cementerio de Grau. A esto debe sumarse los antecedentes que permitieron al subdelegado Chacón seleccionar el sitio. Era donde hubo una cruz de madera que estaba descrita en un oficio y cuya ubicación entregaron los antiguos vecinos de Buchanan Jones.
¿Por qué tanto secretismo en el hallazgo de este ataúd? Porque al momento que se descarta que se trata de un soldado peruano… pierde sentido la búsqueda. ¿O las autoridades habrán estado conscientes que en ese lugar se hallaba sepultado un héroe chileno?
Porque el grumete Johnson es uno de los héroes chilenos más desafortunados. En primer término, cuando el comandante Latorre entrega su informe post combate de Angamos, declara que “no hubo bajas chilenas”. De esa forma clausura para Johnson su puerta a la gloria. El adolescente fallece a consecuencias de sus graves heridas al día siguiente, pero el parte ya estaba hecho. Y si el héroe nacional Latorre decía que no había bajas… el discurso no se iba a cambiar.
Es evidente que el subdelegado civil de Mejillones, Jorge Chacón Villarroel, descubrió en 1964 evidencias documentales irrefutables de la tumba de Johnson. Lamentablemente eso no recuperó su memoria.
Todo este secretismo en el hallazgo de este ataúd parece que tuvo por objeto no remover la historia. Una historia que contamos mal por más de un siglo. Una historia que le negó su justa memoria a un adolescente de 14 años que murió en defensa de su patria. Un héroe que yace olvidado en la pampa de Mejillones. A tu memoria glorioso Grumete Domingo Johnson Rodríguez.